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PROCESO TERAPÉUTICO

Últimamente me habéis preguntado en qué consiste o cómo es este proceso. Muchas personas piensan que ir a terapia va a ser un recorrido corto, con pocas sesiones y en poco tiempo se van a resolver todos los problemas. La realidad es que no tenemos una barita mágica ni somos milagrosos.

Sin embargo, te tengo que contar, que la terapia tiene evidencia científica. Es una ciencia que se dedica al estudio del cerebro humano y tiene resultados positivos. En este trozo te explico en qué consiste el proceso y en otro hablamos de ciencia.

El proceso terapéutico está compuesto por varias fases:

Fase de valoración o evaluación, fase terapéutica y de seguimiento. La primera fase, puede llevar entre 3-5 sesiones. Van acompañadas de una exploración de antecedentes médicos, patologías, historia de vida, historia familiar, social, de trabajo, etc. En algunas ocasiones, aplicamos test psicológicos para comprobar aquellos aspectos vistos en sesión.

Cuando recogemos toda la información previa, se realiza una devolución de información, donde se valoran, aquellos posibles problemas psicológicos o características de la persona que deber ser tratadas para trabajar el motivo de consulta que os trae.

En la segunda fase, se plantean unos objetivos terapéuticos, con los cuales, se comienza aquella terapia que más se adapta a cada uno y con la cual creemos que va a funcionar mejor. Es algo así como, encajar un puzle.

A medida que el paciente va avanzando en la terapia, evolucionando más rápido o despacio, las sesiones se van ajustando, más cercanas o lejanas en el tiempo. Es importante llevar un hilo conductor que enlace una sesión con otra hasta que se vayan logrando esos objetivos y empecemos a pasar a la última fase.

Puede suceder, que a mitad de este proceso, aparezcan pensamientos-creencias-emociones-conductas que producen malestar y se asocian con momentos de nuestra historia vivida, conectando presente y pasado. En esos casos, hay que valorar esta doble vertiente (pasado y presente) para tratar toda la sintomatología.

Después de todo esto, en la última fase, las sesiones se empiezan a espaciar con un seguimiento de un mes, tres meses, seis o el ALTA. Es una etapa bonita, donde comienzas a descubrir partes de ti mismo/a, a comprender, a entender, a sanar, a conectar con tus necesidades, con tus emociones, a saber escuchar lo que tu cuerpo necesita o pide (desde las necesidades más básicas), integrar y aceptar.

Artículo de Cristina Salmerón. Psicóloga clínica del centro Pequeños Cuidados. @crecimientoenpositivo